martes, 7 de septiembre de 2010

Unción de los enfermos














Hay rituales que se aprenden mejor a través del testimonio de otros y la unción de los enfermos es uno de ellos. Los libros y las guías son una ayuda pero el testimonio de un sacerdote experimentado es muy necesario.

Cuando comencé a visitar a los enfermos en el hospital y en sus hogares todo iba bien hasta que comenzaba con el ritual. No es lo mismo orar con los enfermos mirándoles a los ojos que leyendo las oraciones de un libro. Las lecturas de la Biblia son experiencias del pueblo de Dios que pierden mucha vida cuando se leen como parte de un ritual. Pero ¿qué otra cosa podía hacer? No nos inventamos los sacramentos, ni los rituales; por eso, los repetimos tal y como dice el libro.

Un día mi párroco me pidió que le llevara a la casa de una familia que había pedido los últimos sacramentos para uno de ellos gravemente enfermo. Mi párroco introdujo los santos óleos, el agua bendita, la estola y la comunión en una bolsa. Me llamo la atención que no llevaba el libro.

Al llegar a la casa, llamó a todos los que estaban presentes para que se reunieran alrededor de la cama del enfermo. También los niños que estaban jugando en el jardín fueron llamados. Nos pusimos en la presencia de Dios y reconocimos en silencio nuestras debilidades y pecados, pidiéndole a Dios que fuera misericordioso con todos nosotros.

Entonces, bendijo la frente, los ojos, la nariz, los labios y las manos del enfermo con el óleo sagrado, diciendo:

"Con este santo óleo, bendigo tu frente
para que el Señor purifique y sane
todos tus pensamientos";
"con este santo óleo, bendigo tus ojos
para que el Señor purifique y sane
cuanto entra a través de ellos";
"con este santo óleo, bendigo tu nariz,
para que el Señor purifique y sane
los olores";
"con este santo óleo, bendigo tus labios,
para que el Señor purifique y sane
todo cuanto entra y sale a través de ellos";
"con este santo óleo, bendigo tus manos
para que el Señor purifique y sane
las obras que has hecho
y estás llamado a hacer con ellas".

Al finalizar la unción, extrajo la botella de agua bendita de la bolsa que traíamos y vertiendo un poco de agua en los dedos de todos los presentes le dijo:

Ahora vais a bendecirle tocando su frente y diciendo: yo te bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Todos los presentes bendijeron al enfermo, también los niños (era evidente que algunos bendecían por primera vez y provocaban una sonrisa en los mayores).

Entonces, unimos nuestras manos (los que estaban al lado del enfermo agarraron sus manos o, al menos, tocarle), y rezamos el Padre nuestro.

Finalmente, nos pidió a todos que extendiéramos nuestras manos hacia el enfermo para bendecirle mientras el recitaba una oración breve, muy sencilla, de sanación y de entrega a Dios del enfermo.

En ningún momento, la mirada de mi párroco perdió el contacto con el enfermo y con su familia, lo cual estoy seguro que fue determinante para que todos nos sintiéramos parte de aquel momento. Desde entonces, he seguido su ejemplo y el sacramento de la unción de los enfermos es también para mí un encuentro con el enfermo, con sus familiares, y con Dios.

martes, 31 de agosto de 2010

Catequesis de Confirmación: primer encuentro con los jóvenes y sus familias













Sacramento de la Confirmación: grupo de jovenes.
Holy Family Parish, Chimayo, Agosto 2010

Este fin de semana tuvimos el primer encuentro con los jóvenes que se preparan para celebrar el Sacramento de Confirmación. La reunión duró dos horas (de 11:00 a 13:00) y sirvió para presentar el programa de confirmación a los jóvenes y a sus familias. Participaron los catequistas, la coordinadora del programa de formación y el párroco.

Oración:

Comenzamos el encuentro pidiendo al Espíritu Santo que renueve en cada uno de nosotros la llama de la vocaciónpara que seamos la persona, el hermano o la hermana, que estamos llamados a ser.

Presentación general:

Los participantes en la catequesis de confirmación recibieron un programa formativo y también informativo con:
a. La carta de nuestro arzobispo.
b. La Hoja-Aplicación del padrino/madrina con una explicación del compromiso que asumen.
c. Un menú con las actividades comunitarias y de servicio para los candidatos.
d. Un calendario con las fechas de entrega de la documentación (certificado de bautismo y primera comunión; carta al arzobispo; santo escogido; aplicación del padrino/madrina).
e. Un calendario (de agosto a abril) con las clases, actividades, retiros y liturgias.
f. Contrato que cada candidato debe firmar al inscribirse en la catequesis de confirmación.

La coordinadora del programa y el párroco explicaron a los candidatos y a sus familias el contenido del programa, respondiendo a las preguntas y escuchando los comentarios.

Calendario de catequesis, actividades de servicio, liturgias,
retiros y celebraciones:

Algo que me produce una gran alegría debido al esfuerzo de coordinación que supone, es la presentación del Calendario del Programa de Confirmación. Esto permite a los jóvenes y a sus familias tener una visión completa del programa de formación, y a nosotros, los catequistas y coordinadores, no tener que inventar sobre la marcha. Añadir o suprimir algo en el calendario será también normal en los próximos meses, pero improvisar no forma parte del programa.













Grupo de padres

martes, 27 de abril de 2010

Aprender a perdonar

Estos días estoy recibiendo la confesión de los niños y niñas que se preparan para recibir la primera comunión.

No es difícil darse cuenta de que para algunos de ellos lo más importante y lo que más nerviosos les pone, es recordar la fórmula del acto de contrición. Por eso, les he dicho a los catequistas que saberse de memoria la fórmula del acto de contrición está muy bien, pero más importante aún es aprender a confesarnos, es decir, a reconocer con humildad nuestras debilidades y pecados... y, al mismo tiempo, inspirados por el perdón de Dios, también nosotros perdonar a los que nos han ofendido.

Esta reflexión animó a algunas catequistas a abrir un debate. Lo que debía haber sido una reunión de media hora se alargó hora y media cuando alguien dijo: "Y ¿cómo se aprende a perdonar?"