¿Qué se le puede decir a la familia de un persona bautizada que se ha suicidado? Cuando una familia en esta situación viene a verte (o tú vas a verles) lo más importante, además de las palabras que uno pueda decir, es que se sientan acogidas, acompañadas y respetadas en su dolor.
Durante el funeral
El momento de escuchar y comentar las lecturas durante el funeral es muy especial porque no deben ser nuestras palabras las que se escuchen en la iglesia sino la palabra de Jesús.
En el funeral de Jimmy Romero le he preguntado a la familia si recordaban las primeras palabras de Jesús Resucitado a sus discípulos, sobre todo a esos discipulos que le habian abandonado e incluso negado en unas circunstancias trágicas para todos (sí, también para los discípulos), pero más que nadie para Jesús.
Las primeras palabras de Jesus fueron "paz a vosotros". Y, ¿las siguientes? Las siguientes palabras fueron "no tengais miedo". Es importante para la familia del difunto recordar estas palabras de Jesús en estos momentos de dolor y a veces de enfado.
Incluso cuando hemos abandonado y negado al Señor como Pedro, Judas, Andres, Santiago..., tambien estas palabras van dirigidas a nosotros: "Paz a vosotros", "No tengais miendo". Porque si en nuestros corazones solo hay miedo, desesperación, angustia, enojo y desánimo, entonces, tenemos ojos y no vemos, oidos y no escuchamos más allá de nuestro orgullo, debilidad y pecado.
Esta es la diferencia, por ejemplo, entre Judas y Pedro. Al escuchar la invitación, "paz a vosotros" y "no tengais miedo", Pedro es capaz de ver más allá de su negación. En su corazón todavía queda espacio para esas palabras; mientras que en el corazón de Judas no queda ya espacio para lo que no sea su desgracia, su aflicción, su traición.
También tenemos que recordar las palabras del apóstol Tomás: "Si no veo la marca de los clavos y meto los dedos en la herida de su costado, no creeré".
Tomás, como Pedro y los otros apóstoles, también creyó que estos no habian visto a Jesús sino a un fantasma. Nos debería llamar la atención que Tomás no ponga como condición para creer que le introduzcan a los ángeles y ejércitos celestiales; es decir, Tomás podría haber dicho: "Si no veo los coros y el ejército celestial del Salvador, no os creo".
Tomás tiene muy grabadas en su recuerdo las heridas de Jesús: "Si no veo las marcas de los clavos, la herida del costado"... Qué lección para nosotros! Qué fácil nos parece que es ser cristiano cuando todo nos marcha bien y que fácil es dudar de Dios cuando sufrimos, cuando estamos enfermos, cuando nuestros planes no se cumplen. A su modo, Tomás nos está diciendo que dudemos de la presencia de Jesús en nuestras vidas si ese Jesús no tiene el costado abierto y la marca de los clavos.
El sufrimiento, le enfermedad y la pobreza de las personas es lo que le permitió decir a madre Teresa: "En vuestro rostro veo el rostro de Jesús". Damos testimonio de nuestra fe aceptando la cruz, el dolor, las dudas y las contradicciones de cada día. Es ahí donde damos testimonio de quienes somos. Y por eso, también en momentos como este nos reunimos alrededor del altar para compartir nuestro dolor y nuestra esperanza, nuestros pecados y nuestra fe.
Algunas personas nunca pudieron entender por qué Jesús hablaba con mujeres de mala fama, enfermas e impuras. No entendieron por que Jesús comía con pecadores y personas de mal vivir. Y mucho menos que Jesús ensalzara la fe los paganos. Estas mismas personas tampoco pueden entender al Jesús crucificado, con las heridas de su costado, manos y pies, todavía abiertas.
Durante el funeral
El momento de escuchar y comentar las lecturas durante el funeral es muy especial porque no deben ser nuestras palabras las que se escuchen en la iglesia sino la palabra de Jesús.
En el funeral de Jimmy Romero le he preguntado a la familia si recordaban las primeras palabras de Jesús Resucitado a sus discípulos, sobre todo a esos discipulos que le habian abandonado e incluso negado en unas circunstancias trágicas para todos (sí, también para los discípulos), pero más que nadie para Jesús.
Las primeras palabras de Jesus fueron "paz a vosotros". Y, ¿las siguientes? Las siguientes palabras fueron "no tengais miedo". Es importante para la familia del difunto recordar estas palabras de Jesús en estos momentos de dolor y a veces de enfado.
Incluso cuando hemos abandonado y negado al Señor como Pedro, Judas, Andres, Santiago..., tambien estas palabras van dirigidas a nosotros: "Paz a vosotros", "No tengais miendo". Porque si en nuestros corazones solo hay miedo, desesperación, angustia, enojo y desánimo, entonces, tenemos ojos y no vemos, oidos y no escuchamos más allá de nuestro orgullo, debilidad y pecado.
Esta es la diferencia, por ejemplo, entre Judas y Pedro. Al escuchar la invitación, "paz a vosotros" y "no tengais miedo", Pedro es capaz de ver más allá de su negación. En su corazón todavía queda espacio para esas palabras; mientras que en el corazón de Judas no queda ya espacio para lo que no sea su desgracia, su aflicción, su traición.
También tenemos que recordar las palabras del apóstol Tomás: "Si no veo la marca de los clavos y meto los dedos en la herida de su costado, no creeré".
Tomás, como Pedro y los otros apóstoles, también creyó que estos no habian visto a Jesús sino a un fantasma. Nos debería llamar la atención que Tomás no ponga como condición para creer que le introduzcan a los ángeles y ejércitos celestiales; es decir, Tomás podría haber dicho: "Si no veo los coros y el ejército celestial del Salvador, no os creo".
Tomás tiene muy grabadas en su recuerdo las heridas de Jesús: "Si no veo las marcas de los clavos, la herida del costado"... Qué lección para nosotros! Qué fácil nos parece que es ser cristiano cuando todo nos marcha bien y que fácil es dudar de Dios cuando sufrimos, cuando estamos enfermos, cuando nuestros planes no se cumplen. A su modo, Tomás nos está diciendo que dudemos de la presencia de Jesús en nuestras vidas si ese Jesús no tiene el costado abierto y la marca de los clavos.
El sufrimiento, le enfermedad y la pobreza de las personas es lo que le permitió decir a madre Teresa: "En vuestro rostro veo el rostro de Jesús". Damos testimonio de nuestra fe aceptando la cruz, el dolor, las dudas y las contradicciones de cada día. Es ahí donde damos testimonio de quienes somos. Y por eso, también en momentos como este nos reunimos alrededor del altar para compartir nuestro dolor y nuestra esperanza, nuestros pecados y nuestra fe.
Algunas personas nunca pudieron entender por qué Jesús hablaba con mujeres de mala fama, enfermas e impuras. No entendieron por que Jesús comía con pecadores y personas de mal vivir. Y mucho menos que Jesús ensalzara la fe los paganos. Estas mismas personas tampoco pueden entender al Jesús crucificado, con las heridas de su costado, manos y pies, todavía abiertas.
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