viernes, 24 de agosto de 2012

EXEQUIAS: Isaías 25:6-9

Isaías 25:6-9

Hará Yahvé a todos los pueblos en este monte un convite de manjares frescos, convite de buenos vinos. Consumirá en este monte el velo que cubre a todos los pueblos y la cobertura que cubre a todas las gentes; consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Yahvé las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque Yahvé ha hablado. Se dirá aquel día: «Ahí tenéis a nuestro Dios: esperamos que nos salve; éste es Yahvé en quien esperábamos; nos regocijamos y nos alegramos por su victoria.»

EXEQUIAS: Daniel 12:1-3

Daniel 12:1-3

«En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que se ocupa de tu pueblo. Serán tiempos difíciles como no los habrá habido desde que existen las naciones hasta ese momento. Entonces se salvará tu pueblo, todos los inscritos en el libro. «Muchos de los que descansan en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para vergüenza y horror eternos. Los maestros brillarán como el resplandor del firmamento y los que enseñaron a muchos a ser justos, como las estrellas para siempre.

EXEQUIAS: Lamentaciones 3:17-26

Lamentaciones 3:17-26

Me encuentro lejos de la paz, he olvidado la dicha. Me digo: ¡Ha fenecido mi vigor, y la esperanza que me venía de Yahvé! Recuerda mi miseria y vida errante: ¡todo es ajenjo y amargura! Lo recuerda, lo recuerda, y se hunde mi espíritu dentro de mí. Pero algo traigo a la memoria, algo que me hace esperar: Que el amor de Yahvé no ha acabado, que no se ha agotado su ternura; mañana a mañana se renuevan: ¡grande es tu fidelidad! «¡Mi porción es Yahvé, me digo, por eso en él esperaré!» Bueno es Yahvé para quien lo espera, para todo aquel que lo busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Yahvé.

EXEQUIAS: Lucas 12:22-31

Lucas 12:22-31

Después Jesús les dijo a sus discípulos: "No se pasen la vida preocupándose de qué van a comer, qué van a beber, o qué ropa van a ponerse. La vida no consiste sólo en comer, ni el cuerpo existe sólo para que lo vistan. "Miren a los cuervos: no siembran, ni cosechan, ni tienen graneros para guardar las semillas. Sin embargo, Dios les da de comer. ¡Recuerden que ustedes son más importantes que las aves! "¿Creen ustedes que por preocuparse mucho vivirán un día más? Si no pueden conseguir ni siquiera esto, ¿por qué se preocupan por las demás cosas? "Aprendan de las flores del campo: no trabajan para hacerse sus vestidos; sin embargo, les aseguro que ni el rey Salomón, con todas sus riquezas, se vistió tan bien como ellas. "Si Dios hace tan hermosas a las flores, que viven tan poco tiempo, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Veo que todavía no han aprendido a confiar en Dios! "No se desesperen preguntándose qué van a comer, o qué van a beber. Sólo los que no conocen a Dios se preocupan por eso. Dios, el Padre de ustedes, sabe que todo eso lo necesitan. "Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey. Todo lo demás, él se lo dará a su debido tiempo.

BAUTISMO: Romanos 6:3-9

Romanos 6:3-9

¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva. En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado. Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él. Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él.

EXEQUIAS: Romanos 6:3-9

Romanos 6:3-9

¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva. En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado. Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él. Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él.

EXEQUIAS: Romanos 8:18-21

Romanos 8:18-21

Estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros. Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios. La creación, en efecto, fue sometida a la caducidad, no espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza de ser liberada de la esclavitud de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

domingo, 19 de agosto de 2012

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Efesios 5:2a,21-33

Efesios 5:2a,21-33

Vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros. Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo: las mujeres a sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, el salvador del cuerpo. Como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada. Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie aborrece jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su cuerpo. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una carne. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia. En todo caso, también vosotros, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer, que respete al marido.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: 1 Corintios 12:31—13:8a (Himno a la caridad)

1 Corintios 12:31—13:8a

¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente. Aunque hable las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tenga el don de profecía, y conozca todos los misterios y toda la ciencia; aunque tenga plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque reparta todos mis bienes, y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha. La caridad es paciente, es amable; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: 1 Corintios 6:13c-15a,17-20

1 Corintios 6:13c-15a,17-20

El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él. ¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? ¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Romanos 15:1b-3a,5-7,13

Romanos 15:1b-3a,5-7,13

Debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no buscar nuestro propio agrado. Que cada uno de nosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación; pues tampoco Cristo buscó su propio agrado. Y el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos, siguiendo a Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, acogeos mutuamente como os acogió Cristo para gloria de Dios. El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en la fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo.

EXEQUIAS: Romanos 12:1-2,9-18

Romanos 12:1-2,9-18

Hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Vuestro amor sea sin fingimiento, aborreciendo lo malo y escogiendo a lo bueno. Amándoos los unos a los otros con amor fraternal. No siendo perezosos; siendo ardientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación, constantes en la oración, practicando la hospitalidad.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Romanos 12:1-2,9-18

Romanos 12:1-2,9-18

Hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Vuestro amor sea sin fingimiento, aborreciendo lo malo y escogiendo a lo bueno. Amándoos los unos a los otros con amor fraternal. No siendo perezosos; siendo ardientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación, constantes en la oración, practicando la hospitalidad.

sábado, 18 de agosto de 2012

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Romanos 8:31b-32,35,37-39

Romanos 8:31b-32,35,37-39

Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? Él que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? ¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? Pero en todo esto salimos más que vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Sirácida 26:1-4,13-16

Sirácida 26:1-4,13-16

Dichoso el marido de una mujer buena,
el número de sus días se duplicará.
Mujer valerosa es la alegría de su marido,
él vivirá en paz todos los años de su vida.
Una mujer buena es una herencia valiosa
que toca en suerte a los que temen al Señor:
sean ricos o pobres, su corazón estará contento
y llevarán siempre la alegría en el rostro.
El encanto de la mujer complace a su marido,
y su ciencia le reconforta.
La mujer silenciosa es un don del Señor,
la mujer bieneducada no tiene precio.
La mujer honrada duplica su encanto,
es incalculable el valor de la que sabe controlarse.
Sol que sale por las alturas del Señor
es la belleza de la mujer buena en su casa bien ordenada.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Cantar de los Cantares 2:8-10,14,8:6-7

Cantar de los Cantares 2:8-10,14,8:6-7

¡La voz de mi amado!
Miradlo aquí llega,
saltando por montes,brincando por lomas.
Es mi amado una gacela,
parecido a un cervatillo.
Mirad cómo se para
oculto tras la cerca,
mira por las ventanas,
atisba por las rejas.
Habla mi amado y me dice:
«Levántate, amor mío,
hermosa mía, y vente.

Paloma mía, escondida
en las grietas de la roca,
en los huecos escarpados,
déjame ver tu figura,
deja que escuche tu voz;
porque es muy dulce tu voz
y atractiva tu figura».

Ponme como sello en tu corazón,
como un sello en tu brazo.
Que es fuerte el amor como la Muerte,
implacable como el Seol la pasión.
Saetas de fuego, sus saetas,
una llamarada de Yahvé.
No pueden los torrentes apagar el amor,
ni los ríos anegarlo.
Si alguien ofreciera
su patrimonio a cambio de amor,
quedaría cubierto de baldón.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Proverbios 31:10-13,19-20, 30-31

Proverbios 31:10-13,19-20, 30-31

¿Quién encontrará a una mujer ideal? Vale mucho más que las piedras preciosas. Su marido confía plenamente en ella, pues no carecerá de nada. Le da beneficios sin pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino y los trabaja con finas manos. Echa mano a la rueca y sus dedos manejan el huso. Tiende sus manos al necesitado y ofrece su ayuda al pobre. Engañosa es la gracia y fugaz la belleza; sólo la mujer que respeta a Yahvé es digna de alabanza. Agradecedle el fruto de su trabajo y que sus obras la alaben en la plaza.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Tobías 7:6-14

Tobías 7:6-14

Ragüel se puso en pie de un salto, lo besó entre sollozos y le dijo: «¡Bendito seas, hijo! Tienes un padre honrado y bueno. ¡Qué gran desgracia, haberse quedado ciego un hombre tan justo y tan limosnero!» Y echándose al cuello de su hermano Tobías, rompió a llorar. También lloró su mujer Edna y su hija Sarra. Mató luego un carnero del rebaño y los acogió con toda cordialidad. Después de lavarse y bañarse, se pusieron a comer. Tobías dijo entonces a Rafael: «Hermano Azarías, di a Ragüel que me dé por mujer a mi hermana Sarra.» Al oír Ragüel estas palabras, dijo al joven: «Come, bebe y disfruta esta noche, porque ningún hombre hay, fuera de ti, que tenga derecho a tomar a mi hija Sarra, de modo que ni yo mismo estoy facultado para darla a otro, si no es a ti, que eres mi pariente más próximo. Pero voy a hablarte con franqueza, muchacho. Ya la he dado a siete maridos, de nuestros hermanos, y todos murieron la misma noche que entraron donde ella. Así que, muchacho, ahora come y bebe y el Señor os dará su gracia y su paz.» Pero Tobías replicó: «No comeré ni beberé hasta que no hayas tomado una decisión acerca de lo que te he pedido.» Ragüel le dijo: «¡Está bien! A ti se te debe dar, según la sentencia del libro de Moisés, y el Cielo decreta que te sea dada. Recibe a tu hermana. A partir de ahora, tú eres su hermano y ella es tu hermana. Tuya es desde hoy por siempre. Que el Señor del Cielo os guíe a buen fin esta noche, hijo, y os dé su gracia y su paz.» Llamó Ragüel a su hija Sarra, y cuando ella se presentó, la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciendo: «Recíbela, pues se te da por mujer, según la ley y la sentencia escrita en el libro de Moisés. Tómala y llévala con bien a la casa de tu padre. Y que el Dios del Cielo os guíe en paz por el buen camino.» Llamó luego a la madre, mandó traer una hoja de papiro y redactó el contrato matrimonial, con lo cual se la entregó por mujer, conforme a la sentencia de la ley de Moisés. Y acabado esto, empezaron a comer y beber.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Gn 24:58-67

Génesis 24: 58-67

Llamaron, pues, a Rebeca y le preguntaron: «¿Qué?, ¿te vas con este hombre?» «Me voy», contestó ella. Entonces despidieron a su hermana Rebeca con su nodriza, y al siervo de Abrahán y a sus hombres. Y bendijeron a Rebeca con estas palabras: «¡Oh hermana nuestra, que llegues a convertirte en millares de miriadas, y conquiste tu descendencia la puerta de sus enemigos!» Rebeca se levantó con sus doncellas y, montadas en los camellos, siguieron al hombre. El siervo tomó a Rebeca y se fue. Entretanto, Isaac había venido del pozo de Lajay Roí, pues habitaba en el país del Negueb. Una tarde había salido Isaac de paseo por el campo, cuando, al alzar la vista, vio que venían unos camellos. Rebeca a su vez alzó sus ojos y, viendo a Isaac, se apeó del camello. Luego dijo al siervo: «¿Quién es aquel hombre que camina por el campo a nuestro encuentro?» Dijo el siervo: «Es mi señor.» Entonces ella tomó el velo y se cubrió. El siervo contó a Isaac todo lo que había hecho, e Isaac introdujo a Rebeca en la tienda, tomó a Rebeca, que pasó a ser su mujer, y él la amó.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Génesis 1:26-28,31a

Génesis 1:26-28,31a

Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por la tierra. Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó. Y los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra.» Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien.

SACRAMENTO DE LA EUCARISTIA: Domingo 20 del tiempo ordinario, B

Proverbios 9,1-6
Salmo 33
Efesios 5,15-20
Juan 6,51-58



Proverbios 9,1-6

La Sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas, ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: «Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: "Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia."»

Salmo 33: Gustad y ved qué bueno es el Señor

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor

Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor.
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor

Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor

Efesios 5,15-20

Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Juan 6,51-58

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.» Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron;,el que come este pan vivirá para siempre.»

ALIMENTARNOS DE JESÚS
Comentario de José Antonio Pagola

Según el relato de Juan, una vez más los judíos, incapaces de ir más allá de lo físico y material, interrumpen a Jesús, escandalizados por el lenguaje agresivo que emplea: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". Jesús no retira su afirmación sino que da a sus palabras un contenido más profundo.

El núcleo de su exposición nos permite adentrarnos en la experiencia que vivían las primeras comunidades cristianas al celebrar la eucaristía. Según Jesús, los discípulos no solo han de creer en él, sino que han de alimentarse y nutrir su vida de su misma persona. La eucaristía es una experiencia central en los seguidores de Jesús.

Las palabras que siguen no hacen sino destacar su carácter fundamental e indispensable: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". Si los discípulos no se alimentan de él, podrán hacer y decir muchas cosas, pero no han de olvidar sus palabras: "No tenéis vida en vosotros".

Para tener vida dentro de nosotros necesitamos alimentarnos de Jesús, nutrirnos de su aliento vital, interiorizar sus actitudes y sus criterios de vida. Este es el secreto y la fuerza de la eucaristía. Solo lo conocen aquellos que comulgan con él y se alimentan de su pasión por el Padre y de su amor a sus hijos.

El lenguaje de Jesús es de gran fuerza expresiva. A quien sabe alimentarse de él, le hace esta promesa: "Ese habita en mí y yo en él". Quien se nutre de la eucaristía experimenta que su relación con Jesús no es algo externo. Jesús no es un modelo de vida que imitamos desde fuera. Alimenta nuestra vida desde dentro.

Esta experiencia de "habitar" en Jesús y dejar que Jesús "habite" en nosotros puede transformar de raíz nuestra fe. Ese intercambio mutuo, esta comunión estrecha, difícil de expresar con palabras, constituye la verdadera relación del discípulo con Jesús. Esto es seguirle sostenidos por su fuerza vital.

La vida que Jesús transmite a sus discípulos en la eucaristía es la que él mismo recibe del Padre que es Fuente inagotable de vida plena. Una vida que no se extingue con nuestra muerte biológica. Por eso se atreve Jesús a hacer esta promesa a los suyos: "El que come este pan vivirá para siempre".

Sin duda, el signo más grave de la crisis de la fe cristiana entre nosotros es el abandono tan generalizado de la eucaristía dominical. Para quien ama a Jesús es doloroso observar cómo la eucaristía va perdiendo su poder de atracción. Pero es más doloroso aún ver que desde la Iglesia asistimos a este hecho sin atrevernos a reaccionar. ¿Por qué?

lunes, 13 de agosto de 2012

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Salmo 145

SALMO RESPONSORIAL 145

El Señor es compasivo y misericordioso
El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,
Bendice su santo Nombre.
Bendice, alma mía, al Señor
y no olvides sus beneficios.
El Señor es compasivo y misericordioso

Él perdona todas tus culpas,
sana todas tus dolencias.
Él rescata tu vida de la fosa
y te corona con su bondad y compasión.
El Señor es compasivo y misericordioso

Como un padre se enternece con sus hijos,
así se enternece el Señor con sus fieles.
Pues él conoce nuestra condición
y se acuerda de que somos barro.
El Señor es compasivo y misericordioso

La misericordia del Señor con sus fieles
dura desde siempre hasta siempre;
su justicia pasa de hijos a nietos,
para los que guardan la alianza y
cumplen sus mandatos.
El Señor es compasivo y misericordioso


SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Tobías 8:4-8

Tobias 8:4-8

Los padres salieron y cerraron la puerta de la habitación. Entonces Tobías se levantó del lecho y le dijo: «Levántate, hermana, y oremos, y pidamos a nuestro Señor que se apiade de nosotros y nos salve.» Ella se levantó y empezaron a suplicar y a pedir el poder quedar a salvo. Comenzó él diciendo: ¡Bendito seas, Dios de nuestros padres, y bendito sea tu Nombre por todos los siglos de los siglos! Bendígante los cielos y tu creación entera, por los siglos todos. Tú creaste a Adán, y para él creaste a Eva, su mujer, para sostén y ayuda, y para que de ambos proviniera la raza de los hombres. Tú mismo dijiste: No es bueno que el hombre se halle solo; hagámosle una ayuda semejante a él. Yo no tomo a esta mi hermana con deseo impuro, mas con recta intención. Ten piedad de mí y de ella y podamos llegar juntos a nuestra ancianidad. Y dijeron a coro: «Amén, amén.»

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Génesis 2:18-24

Génesis 2:18-24

Dijo luego Yahvé Dios: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.» Y Yahvé Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera. El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para el hombre no encontró una ayuda adecuada. Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, que se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Ésta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.» Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Mateo 7:21-29

Mateo 7:21-29

«No todo el que me diga: 'Señor, Señor', entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán aquel Día: 'Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?' Y entonces les declararé: '¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!' «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.» Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente se asombraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Mateo 19:3-6

Mateo 19:3-6

Se acercaron unos fariseos y, para ponerlo a prueba, le preguntaron: –¿Puede un hombre repudiar a su mujer por cualquier cosa? Él contestó: –¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo hombre y mujer? Y dijo: por eso abandona un hombre a su padre y a su madre, se une a su mujer y los dos se hacen una sola carne. De suerte que ya no son dos, sino una sola carne. Así pues, lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO: Marcos 10:6-9

Marcos 10:6-9

Desde el comienzo de la creación, Dios los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios unió, no lo separe el hombre.

sábado, 11 de agosto de 2012

SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA: Domingo 18 del tiempo ordinario, B

Éxodo 16,2-4.12-15
Salmo 77
Efesios 4,17.20-24
Juan 6,24-35



Éxodo 16,2-4.12-15

En aquellos días, en el desierto, comenzaron todos a murmurar contra Moisés y Aarón, y les decían: «¡Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto! Allí nos sentábamos junto a las ollas de carne, y comíamos hasta hartarnos; pero vosotros nos habéis traído al desierto para matarnos a todos de hambre.» Entonces el Señor dijo a Moisés: «Voy a hacer que os llueva comida del cielo. La gente saldrá a diario a recoger únicamente lo necesario para el día. Quiero ver quién obedece mis instrucciones y quién no.» Y el Señor se dirigió a Moisés y le dijo: «He oído murmurar a los israelitas. Habla con ellos y diles: "Al atardecer comeréis carne, y por la mañana comeréis hasta quedar satisfechos. Así sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios."» Aquella misma tarde llegaron codornices, las cuales llenaron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Después que el rocío se hubo evaporado, algo muy fino, parecido a la escarcha, quedó sobre la superficie del desierto. Los israelitas, no sabiendo qué era aquello, al verlo se decían unos a otros: «¿Y esto qué es?» Moisés les dijo: «Éste es el pan que el Señor os da como alimento.»

Salmo 77: El Señor les dio un trigo celeste
Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder.
R/. El Señor les dio un trigo celeste

Dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste.
R/. El Señor les dio un trigo celeste

Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Los hizo entrar por las santas fronteras,
hasta el monte que su diestra había adquirido.
R/. El Señor les dio un trigo celeste

Efesios 4,17.20-24

En el nombre del Señor os digo y encargo que no viváis más como los paganos, que viven de acuerdo con sus vanos pensamientos. Pero vosotros no conocisteis a Cristo para vivir de ese modo, si es que realmente oísteis acerca de él; esto es, si de Jesús aprendisteis en qué consiste la verdad. En cuanto a vuestra antigua manera de vivir, despojaos de vuestra vieja naturaleza, que está corrompida por los malos deseos engañosos. Debéis renovaros en vuestra mente y en vuestro espíritu, y revestiros de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se manifiesta en una vida recta y pura, fundada en la verdad.

Juan 6,24-35

En aquel tiempo, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún. Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les dijo: «Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna. Ésta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.» Le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?» Jesús les contestó: «La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.» «¿Y qué señal puedes darnos –le preguntaron– para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: "Dios les dio a comer pan del cielo."» Jesús les contestó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.» Ellos le pidieron: «Señor, danos siempre ese pan.» Y Jesús les dijo: «Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.»

Comentario de Mons. Francisco González, S.F.
Obispo Auxiliar de Washington, D.C.

Para algunos de nosotros, especialmente para los que el inglés no es nuestra lengua materna, pero que debemos desenvolvernos en ella, es muy frustrante cuando nos hacen repetir lo que hemos dicho porque no nos entienden. También hay relaciones humanas, amistades, familia, etcétera, que a pesar de hablar la misma lengua y con el mismo acento, tampoco se entiende, tal vez debido a que los valores de su vida son diferentes.

Sea como sea, en la vida hay muchos malentendidos entre personas y como consecuencia puede haber distanciamientos, rechazos e incluso, peleas.

Expertos en la interpretación del evangelio de San Juan sugieren una división del evangelio; los doce primeros capítulos y el resto. En esa primera parte vemos los intentos de Jesús que se explica con palabras y signos (obras) pero no es entendido, y como resultado es rechazado. La segunda parte está dedicada a Jesús confirmando en la fe a los que le siguen.

El relato evangélico que hoy se nos ofrece nos habla de un hecho que tiene lugar después de que Jesús ha hecho un milagro portentoso: la multiplicación de los panes y pescados con los que alimentó a una multitud enorme de gente. Cuando se da cuenta de que le quieren proclamar rey, desaparece. La gente le busca y cuando lo encuentran parece como si le criticaran esa desaparición, y él les asegura que lo buscan por razones egoístas, como el comer hasta saciarse.

Ante el milagro (signo) ellos declaran que este Jesús es el enviado y el que les resuelve los problemas, el que les da de comer sin que ellos tengan que mover un dedo. No entienden la misión de Jesús que no ha venido a satisfacer sus necesidades transitorias, sino a darles el pan de vida eterna.

Aquellos malentendidos siguen en pie hoy en día. Muchos buscan esa satisfacción inmediata. Por una razón u otra, se han estado perdiendo paulatinamente esos valores profundos que hacen del ser humano esa criatura buscadora de lo más alto, de lo sublime, de lo permanente, de lo que es verdaderamente camino, luz, vida y verdad.

Hoy hay muchos que buscan lo inmediato, pero que no dura. Se sueña con adquirir poder, dinero y como consecuencia, disfrutar de esos placeres que podamos robar o comprar. El egoísmo impide esos sentimientos nobles de solidaridad, de fraternidad, de generosidad, del sacrificio gozoso por el bien de los otros.

Jesús reta a aquellas gentes a que se olviden un tanto de la comida que se les proporcionó generosamente, y que se esfuercen para conseguir lo que verdaderamente vale la pena y es permanente. Ese alimento sí que tiene valor, y se lo proporcionará el Hijo del Hombre, que ha sido acreditado por el Padre. ¿Qué es lo que debéis hacer para actuar como Dios quiere?

La respuesta del Maestro es clara: "Lo que Dios quiere de vosotros, (entonces), y lo que Dios quiere de nosotros (ahora) es que creamos en aquel que Él ha enviado".

Unos días antes habían visto el gran milagro y querían proclamarle rey, en el pasaje de hoy le piden signos, pruebas para poner su fe en él. Algo raro está sucediendo, aunque muy posiblemente se podría explicar diciendo que tanto Jesús como la muchedumbre que le siguen quieren establecer una relación, una forma de vivir. Jesús les ofrece una forma, pero ellos quieren algo distinto. No hay entendimiento, hay malentendidos.

Jesús quiere proporcionar algo grande, maravilloso, algo que pueda satisfacer los grandes anhelos del corazón humano. Sin embargo los que le escuchaban buscaban algo menos, cosa perecedera y que los iba a condenar a una vida ordinaria, muy ordinaria. Una vida sosa, y sin embargo Jesús les ofrecía, como más tarde lo dirá (Jn 10,10), una vida plena, llena, completa, permanente, una vida en plenitud.

Pidamos al Señor que nos de ese pan del que nos habla, pues como decía muy bien San Agustín: "Nos creaste Señor para ti, e inquieto estará nuestro corazón hasta que descanse en ti".

SACRAMENTO DE LA EUCARISTIA: Domingo 19 del tiempo ordinario, B

1 Reyes 19:4-8
Salmo 34 "Gusten y vean que bueno es el Señor."
Efesios 4:30–5:2
Juan 6:51


1 Reyes 19,4-8

En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: «¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!» Se echó bajo la retama y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!» Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: «¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas.» Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9:
Gustad y ved qué bueno es el Señor

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias.
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno, es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor

Efesios 4,30–5,2

No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.

Juan 6,41-51

En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?» Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios." Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»

Comentario de Mons. Francisco González, S.F.
Obispo Auxiliar de Washington, D.C.

En la primera lectura vemos la desesperación del profeta Elías que huye de la reina Jezabel que ha decretado su muerte. Hay momentos difíciles en cada uno de nosotros que, a veces, se llega hasta la desesperación. El profeta pide al Señor que le quite la vida, pues se considera que no vale nada, como culpándose por los pecados del pueblo. El Señor, que nunca nos abandona, le da un pan, un alimento tanto físico como espiritual y camina hasta el encuentro con Dios en el monte Orbe, donde el Señor le explica su plan.

La Iglesia ha visto en el pan, en el alimento que recibió el profeta como una alusión, referencia a la Santa Eucaristía, sin la cual es muy difícil seguir el camino que Dios nos ha trazado a cada uno de nosotros. La Eucaristía, como nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, es "fuente y cima de toda vida cristiana".

Pablo en la carta a los Efesios les recuerda y nos recuerda a todos, por decirle de alguna forma, que seamos pueblo eucarístico, que ya que Cristo nos dio su Cuerpo y derramó su Sangre por nuestra salvación, "vivamos como él, como Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros".

Y el santo evangelio continúa con el discurso del "Pan de Vida". Elías comió del pan que Dios le proveyó y fue capaz de caminar por cuarenta días y cuarenta noches. En nuestro tiempo tenemos a la mística alemana Teresa Neumann que según nos cuentan sus biógrafos vivió por 36 años de su vida sin comer, y cuyo único alimento fue la Eucaristía, pues los Nazis le habían quitado su tarjeta de comida.

Los judíos veían en Jesús sólo su origen humano, y por eso no pueden aceptar que él vaya diciendo: "yo soy el pan bajado del cielo". Para ellos no tienen sentido esas palabras, pues la gente está muy segura de que conocen todo acerca de Jesús Él es carpintero, es hijo de carpintero, saben que su madre es María y conocen también a sus familiares: ¿Cómo puede atreverse a declarar que es el pan bajado del cielo?

Ellos recuerdan lo que le sucedió a sus antepasados, que ellos sí comieron pan bajado del cielo. Dios los alimentó en medio del desierto, aquel pan si que venía de arriba.

Jesús siguiendo la conversación, les dice que está de acuerdo, que si Dios les alimentó con pan, con el maná, pero les hace notar una gran diferencia: Todos ellos murieron. Pero este, insiste Jesús, es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Hay una gran diferencia.

Y para rematar la enseñanza, y subir de tono el escándalo entre la gente, añade:"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo".

Jesús tiene su propia pedagogía, no entra en la discusión con ellos, simplemente afirma y afirma que nadie puede ir a él, si el Padre no es el que le conduce, con lo cual nos está diciendo, que nadie se puede enorgullecer de estar cerca del Señor, como si lo hubiera conseguido por sus propios méritos, pues todo eso es simplemente gracia o bendición que el Padre nos da.

El pan, no se refiere simplemente al pan en sí, sino que es mucho más amplio, es todo lo que necesitamos para la vida, para esa vida en misión hacia el establecimiento del Reino de Dios. Y Jesús se convierte en alimento a través de su Cuerpo y de su Sangre, pero también cuando escuchamos su Palabra, Palabra de vida eterna; y no solamente cuando escuchamos su Pa-labra, sino que también cuando le imitamos, cuando seguimos su ejemplo, cuando Él se convierte en el centro de nuestra vida. Esa unión con Cristo es la que da sentido a nuestra vida, lo que da calidad a nuestra existencia. Mucho se habla de eso, de calidad de vida, y es verdad que por lo menos en el llamado primer mundo se ha conseguido alargar la vida del hombre, pero por lo que vemos y oímos, uno tiene sus dudas si con el aumento de los años, también ha habido una ganancia en lo que se refiere a la calidad.

Ojalá continuemos con nuestra vista, con nuestro corazón, con todo nuestro ser puesto en Jesús, pues Él sí que vino para que tuviéramos vida en plenitud, y el evangelio de hoy nos recuerda: "Os aseguro que el que cree, tiene vida eterna".

jueves, 9 de agosto de 2012

Significado de Exequias

EXEQUIAS: Del lat. ex sequiae: seguir, acompañar. Son los ritos y oraciones con que la comunidad cristiana acompaña a sus difuntos, y los encomienda a la bondad de Dios.

La palabra se compone del prefijo ex- (de, desde, fuera de) y del verbo sequi (seguir).

Entre los romanos una parte muy importante del funeral era el cortejo fúnebre. El cadáver era velado y luego trasladado fuera del recinto urbano para su incineración y recogida de las cenizas y restos óseos en una urna. Era habitual pronunciar un discurso alabando las virtudes del difunto. Pero lo más importante era el cortejo funebre: familiares y amigos del difunto acompañaban al cadáver hasta fuera de la ciudad.

Del verbo latino sequi derivan otras muchas palabras como secuaz, secuela, seguir, séquito, etc. El verbo se asocia a una raíz indoeuropea sekw (seguir) que también dio lugar a la palabra latina signum (señal, emblema, símbolo, aquello a lo que uno sigue), de la cual derivan signo, seña, señuelo, sello, insignia, enseñar... También dio lugar a la palabra socius (asociado, compañero, el que sigue a otro).